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Feminismo

En la actualidad muere al menos una mujer por día en manos de un hombre. Los medios reproducen día a día los nombres de las víctimas que no han llegado a su casa. Desde estas líneas intentamos analizar los acontecimientos que nos han construido nuestra realidad actual.


Cuestión de género 

Nuestro DNI dice y define toda nuestra existencia en una sola letra: F, de femenino. A partir de ese momento, toda una serie de acontecimientos se suceden a lo largo de nuestra larga o corta vida. No solo estamos signadas por nuestra vestimenta, por nuestros juegos (la casita o la mamá) sino que además esa simple letra, la F, nos ha impedido realizar diferentes cosas a lo largo de la historia.

En un tiempo se nos impedía votar. Menos aún trabajar o estudiar. Siempre hay y hubo un “algo” que nos fue vedando de la esfera pública. Se fue imponiendo, así, la idea de que nuestro lugar natural, era dentro de la casa, como sus únicas sostenedoras.

Pero, afortunadamente, hubo mujeres que rompieron la puerta. Salieron del hogar y lograron con su lucha, que todas votemos, trabajemos, y lográramos tener un lugar en la sociedad civil. Ser mujer, en la actualidad, es ser también un sujeto con derechos. Pero la historia nos tendió una trampa: ahora no sólo tenemos un lugar de responsabilidad en el ámbito de lo público, como cualquier hombre, sino que, además, seguimos siendo las responsables de la reproducción de la vida cotidiana: lavar, planchar, limpiar, comprar los alimentos, saber que deben llevar los niños/as a la escuela, conocer el lugar de la casa donde las cosas se encuentran; son sólo algunas de las tareas que miles de mujeres a lo largo y ancho del planeta piensan a diario. 

Por otra parte, los espacios públicos se vieron modificados: las calles, los bares, los trabajos, los colectivos, los taxis, las escuelas y universidades; todos y cada uno de esos espacios, otrora exclusivos de los hombres, fueron incluyendo a la mujer como miembro. 



Quien ama: no mata, no humilla, ni maltrata

Cualquiera podría suponer que a mayor cantidad de derechos adquiridos mayor seguridad, pero en este caso es al revés. La irrupción en la vida pública y conversión en un sujeto de derecho puso a las mujeres en un nuevo estado de vulnerabilidad. 


Conforme fueron creciendo los espacios de conquista, también fueron creciendo los abusos, violaciones y los femicidios. Es un grave error creer que los abusos o los asesinatos a mujeres son meras consecuencias de una problemática de inseguridad. Los espacios conquistados, produjeron tal repercusión, en un gran número de hombres, que consideran que las mujeres no son más que un objeto al que se puede poseer a discreción, dado que se encuentran en un lugar que no les corresponde. Para ser consideradas mujeres, concluyen, deberían estar en sus casas al resguardo de su padre o su marido, y no haciendo cosas que no les corresponde. 

Los femicidios, los abusos, o violaciones, no remiten, pues, a un carácter sexual, sino puramente a disciplinar. Rita Segato en una entrevista dada al diario Página 12, en el marco del crimen de Micaela, y a partir de su trabajo como antropóloga en el estudio sobre violadores, declara que el violador considera que con su acto está moralizando a la víctima, ya que ella se lo merece. Podemos decir, entonces, que el problema no son solo los sujetos. El problema es aún mayor: la existencia de un sistema que fomenta y garantiza la objetualización de la mujer.

Se podría pensar que el problema es una guerra de los sexos, tan distintos que no pueden entenderse. O aducir que se trata de un problema biológico y que el cuerpo de los hombres es tan violento y fuerte que se “les va de las manos el asunto”. O creer que la culpa es de las mujeres que provocan. Todas estas cosas se podrían decir (de hecho se dicen a diario) y no estaríamos diciendo nada. Solo estaríamos describiendo el árbol, sin ver el bosque que está detrás. 


Quiero ser libre y no valiente

A fin de cuentas, el problema es el patriarcado: la institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y niños/as de la familia y la ampliación de ese dominio sobre las mujeres en toda la sociedad. El capitalismo a lo largo de su historia se ha plegado a él, lo ha amoldado a sus intereses, para poder reproducirse.

Los violadores o femicidas se convierten así en agentes disciplinadores del sistema, ya no en meros delincuentes o trasgresores de la norma. Las mujeres están obligadas, casi por mandato divino, a ser de una manera y a no quejarse por el lugar que les ha tocado. La búsqueda y la lucha por la libertad, es vista así, por el sistema y sus agentes, como una desviación que debe ser reprimida.



Revueltas surge a partir de la necesidad que la realidad nos ha impuesto. El machismo se cobra vidas a diario, un ejemplo gráfico es la red de trata, que comercia con los cuerpos de las mujeres perpetuando la esclavitud y naturalizándola.

  Los femicidios, las violaciones son los actos culminantes de la violencia que las mujeres vivimos desde que nacemos. Esta violencia procede de una estructura patriarcal que clasifica a las personas en dos géneros y los jerarquiza; lo masculino por sobre lo femenino.
Frente a esta desigualdad, decidimos no quedarnos quietxs. 


  Azulado, como organización política, social y cultural genera este espacio desde el cual pensamos el rol y las realidades de las mujeres latinoamericanas y las características de la opresión de género en el marco del presente siglo.


  Así, Revueltas se produce como un lugar de reflexión, acción y unión. No para gobernar a los hombres sino para decidir sobre nosotras mismas con libertad.







Feminismo Feminismo Reviewed by AZULADO on 6/09/2017 10:23:00 a.m. Rating: 5

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